El fabuloso destino de Amélie Poulain.
Director: Jean- Pierre Jeunet
Amelie es una chica parisina que debido a una infancia alejada de otros niños y una situación familiar complicada desarrolla una gran imaginación. A los 22 años se muda a un apartamento en Montmartre donde trabaja en el “Café les Deux Moulins”. Allí, conocerá a todos los personajes con los que interactúa.
La película se centra en una fecha: el 30 de agosto de 1997. A partir de ese día a Amelie le cambiará la vida. Ayudará a los demás y encontrará lo que ella había olvidado, su propia felicidad.
La película se centra en una fecha: el 30 de agosto de 1997. A partir de ese día a Amelie le cambiará la vida. Ayudará a los demás y encontrará lo que ella había olvidado, su propia felicidad.
Un conjunto de personajes muy peculiares es lo que caracteriza esta película y la hace más auténtica. Son personajes llevados al límite que en la vida real no estamos acostumbrados a ver, pero que no se alejan tanto de nosotros como creemos. Amélie los ayudará de una forma desinteresada, sin que ellos noten que es ella quien los está ayudando, esto hace que ella misma evite solucionar sus propios problemas y sea incapaz de enfrentarse al chico de la que está enamorada.
La historia alterna narrador y diálogo, lo que le hace acercarse a un cuento contado mientras el espectador lo ve. Estos diálogos son al principio escasos, predominando ante todo la voz en off del narrador. Aún así, estos van evolucionando al mismo tiempo que Amélie. Siendo muy originales y con un peso muy importante tanto moral como para su propio destino.
La música, compuesta por Yann Tiersen, acompaña en todo momento sumergiéndonos en el mundo de Amélie, lleno de fantasía.
La infancia, la soledad, el aprecio por las pequeñas cosas, aprovechar las oportunidades que la vida nos ofrece, enfrentarse a la realidad… es lo que nos aporta Amelie y cada personaje que se encuentra a su alrededor. Éstos, marcados por un fuerte personalidad cada uno, cargados de metáforas y todos ellos evolucionan a lo largo de la película. La mayoría siguen la monotonía de la vida que tienen, pero gracias a pequeños cambios, van recuperando poco a poco la ilusión.
Jean-Pierre Jeunet nos invita a volver a ser niños, a imaginar, a creer en cosas imposibles, a ayudar a los demás y sobre todo, a apreciar las pequeñas cosas que nos rodean.

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